Con el paso del tiempo y ayuda de sus aliados, las heridas del guerrero han cerrado. Se alista para emprender una nueva batalla, una nueva conquista. Últimamente la suerte le ha jugado bien al guerrero, ayudándolo así a prepararse mejor para lograr su cometido. El guerrero estudia el terreno; lo que él tiene que hacer. Sabe que no será fácil, pues cree que puede que no sea el único intentando conquistar El objetivo.
Algunos de sus amigos guerreros ya se han lanzado a la Conquista o pretenden hacerlo. Se interesa en sus resultados, mas estos no le afectan. Algunos no lo han logrado y algunos han desertado; espera no tener que sufrir lo mismo. Los errores cometidos por ellos sirven al guerrero como una enseñanza: "No cometer el mismo error"; además, aquellos que cometió en su última conquista.
Estudiará la posición que debe tomar, lo que debe de hacer, de quién cuidarse; y lo más importante, si será capaz de lograrlo. El Objetivo ya ha sido localizado, visualizado y reconocido. Solo queda que el guerrero se lanze a la conquista. Sabe que tendrá que librar duras batallas, pelear contra las adversidades, levantar la cara aún cuando todo parezca perdido y no olvidarse de el porqué se lanzó a esta aventura. Y que si de nuevo tiene que caer, lo hará con la cara al sol.
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